NOTA
Redacción ANCOP
En México existen algunos tipos de violencia -que lo marcan como uno de los países con más violencia contra las mujeres- como el alto registro de feminicidios, homicidios y violencia sexual, representan un grave problema de machismo o masculinidad tóxica, basados en una cultura distorsionada por un falso poder y significado de ser hombre.
Ante esto, académicos de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) Unidad León de la UNAM, egresados en Derecho y Gestión Interculturales, en coordinación con la Universidad de Warwick, de Gran Bretaña, realizan talleres de masculinidad a jóvenes que enfrentan algún conflicto con el concepto de autoridad y se encuentran en centros o comunidades de tratamiento especializado en la Ciudad de México y en León, Guanajuato.
El objetivo principal es romper el molde de masculinidad hegemónica, a partir de actividades artísticas y culturales, para romper y cuestionar la masculinidad tóxica o violenta.
“Se motiva a que las emociones se expresen y generar empatía con las victimas que sufren por la violencia”, dijo Gonzalo Soltero, académico de la ENES.
Doctor en estudios en Política Cultural, detalló que el hombre tiene encargos o mandatos relacionados con autonomía y el tratar de ser autosuficiente. Eso es consecuencia de no buscar ayuda y no admitir expresiones de las emociones, además de cargar el “ser duros, lo que lleva promiscuidad e hipersexualización”, explicó.
El INEGI reportó que 66.1% de mujeres mayores de 15 años (30.7 millones), fueron violentadas de alguna manera (siendo el más alto índice, de 43.9%, ejercida por su esposo o pareja actual).
Los talleres se llevan a cabo como una estrategia conjunta con el Banco de Proyectos de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para conocer las percepciones que los participantes tienen sobre la familia y la sociedad; además de discutir qué es un hombre, cuándo se formaron como tal y qué los hace más hombres.
Con la idea de masculinidad hegemónica, las respuestas se enfocan en que el ser hombre se relaciona con un ser de clase media o alta, casi siempre de raza blanca, que es el proveedor de la familia y con poder. Por eso, llama la atención que es personalizando a profesionistas exitosos sujetos a mucha presión como proveedores, por lo que llegan a ser violentos por condiciones estructurales que les impiden cumplir con bien.
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