NOTA
Redacción Laura García ANCOP
De existir una banca central latinoamericana, ayudaría a reducir la fuga de capitales y los montos de liquidez que tienen los países en las naciones del norte, lo cual fortalecería la integración financiera de la zona.
Ante esto, Andrés Arauz, de la Facultad de Economía (FE) de la UNAM, señaló: “Esto es posible, deseable e imperativo; sin embargo, los obstáculos a derrotar son los grandes intereses de los megabancos”.
Durante la conferencia “Sistema de pagos, fuga de capitales e integración financiera regional en América Latina” organizada por el Instituto de Investigaciones Económicas, se destacó que México es el país de AL con más capitales en el exterior. Y se dio el ejemplo de que tan solo a diciembre de 2018 se tenían fuera 117 mil millones de dólares.
Otros países con esta problemática, son Brasil, con casi 75 mil millones de dólares en el exterior; Panamá, con 54 mil millones (se da el caso de que algunos países latinoamericanos disfrazan sus empresas como panameñas), para sacar el dinero. Venezuela también cuenta con esta fuga de capital.
En términos de dinero, los depósitos de naciones latinoamericanas exceden los 400 mil millones de dólares, de los cuales 150 mil millones son del sector no financiero, según estadísticas del Banco de Pagos Internacionales de Basilea, Suiza.
Estados Unidos es una de las principales contrapartes para transacciones intraeuropeas, por lo que decidieron crear el sistema Target, que permite realizar transacciones dentro de sus bancos centrales. Con la llegada de Target 2 logró que las operaciones se ejecuten directamente y sean compensadas y liquidadas en el Banco Central Europeo –así redujeron su dependencia de transaccionalidad y ganaron eficiencia, agilidad y márgenes de soberanía regional–.
En nuestro país, la fuga de capitales también se realiza mediante estrategias de estructuras offshore –es decir cuando una firma está ubicada en el extranjero y realiza operaciones que no están reguladas en el país de origen– información que en su momento, fue revelada por lo Panama papers y Pandora papers, cuya práctica los deja fuera de toda información estadística.
Estas fugas también se realizan de forma no monetaria como lo es a través de obras de arte, inmuebles, posesión de metálicos, etcétera.
La Unión Americana es uno de los principales lugares donde los latinoamericanos esconden sus capitales fugados, ya que la jerarquía monetaria internacional y la legislación –como el sigilo bancario– protegen con secretismo a quienes depositan sus recursos.
Un 60 por ciento de fugados de América Latina, están en el vecino país del norte así, mientras que un 85 por ciento corresponde a lo no financiero –como lo es: familias, personas o empresas–.
“Así que cuando hablemos de fuga de capitales en el exterior, podemos pensar en Islas Caimán, Panamá u otras pequeñas islas caribeñas; no obstante, el grueso del problema está en Estados Unidos; por eso ese es el único país del mundo que se niega al intercambio de información financiera”, expreso Andrés Arauz.
En el caso de México; aproximadamente 120 mil millones de dólares del sector financiero son fugados, incluyendo los 40 mil millones del sector no financiero, según las estadísticas, aunque se desconoce si son cifras multiplicadas por dos, tres o cuatro veces, debido a la opacidad de los capitales en el exterior, advirtió el propio experto.
Para contrarrestar estas actividades se puede crear una especie de banca central latinoamericana que ejecute y liquide las transacciones que se realicen en la región, mediante el acuerdo político, técnico y económico de ubicar en la cúspide de la jerarquía monetaria latinoamericana.
Ante esto, Jonathan Badillo Reguera, del programa de Posgrado en Estudios Latinoamericanos de la UNAM, subrayó que de los cuatro conglomerados o variables explicativas que dan cuenta de la integración regional en AL son: infraestructura, integración política, forma de armonizar los diferentes modelos de desarrollo económico, y la financiación para promover la incorporación.
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