El Comité Olímpico Internacional (COI) anunció este viernes que autorizará que atletas de Rusia y Bielorrusia compitan en los Juegos Olímpicos de París 2024, bajo bandera neutral.
Esta determinación solo será para quienes clasificaron de manera individual y a través de los procesos que marcan sus respectivas Federaciones. Además, tendrán estrictas medidas, según lo que dio a conocer la Junta Ejecutiva del COI.
Por ejemplo, los atletas que apoyen activamente la guerra no serán elegibles para participar ni competir. "No se ingresará personal de apoyo que apoye activamente la guerra", señalan las medidas impuestas, que en sus dos primeros puntos especifica que los atletas clasificados competirán como Atletas Neutrales Individuales (AINs) y que no aplicará para equipos de atletas.
Tampoco serán elegibles los atletas ni el personal contratado por agencias militares o de seguridad nacional, y quienes compitan como AINS deberán cumplir con los requisitos antidopaje aplicables en el periodo previo, y las reglas antidopaje de la competencia olímpica.
Por último, se especificó que "las sanciones contra los responsables de la guerra, los estados y gobiernos ruso y bielorruso, siguen vigentes para los Juegos Olímpicos de Paris 2024", es decir, que no se exhibirán banderas, himnos ni cualquier otra identificación de Rusia o Bielorrusa en ningún lugar oficial ni ninguna función oficial. Además que tampoco serán invitados o acreditados los funcionarios gubernamentales rusos o bielorrusos.
Tras la invasión rusa en Ucrania el año pasado, el COI tomó la decisión de no permitir a los atletas rusos y bielorrusos competir internacionalmente. Pero gradualmente se les ha permitido su regreso a la mayoría de las disciplinas.
La decisión del COI de autorizar la participación de atletas rusos y bielorrusos en París 2024 ha sido recibida con reacciones encontradas. Algunos la consideran una medida justa que permitirá a los atletas competir sin tener que ser responsabilizados por las acciones de sus gobiernos, mientras que otros la consideran una concesión a Rusia y Bielorrusia que podría ser interpretada como una legitimación de su invasión a Ucrania.
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