Es la sexta ocasión que la delegación mexicana obtiene un cuarto lugar en los XXXII Juegos Olímpicos; ninguno tan dulce como éste.
Su simple presencia ya significaba un hecho histórico. Es por eso que Alexa Moreno disfrutó su primera final olímpica, segunda apenas en la historia de la gimnasia femenil mexicana. Pero el resultado confirmó su grandeza: terminó como la mejor gimnasta mexicana en unos Juegos Olímpicos, con su muy loable cuarto lugar.
La bajacaliforniana no subió al podio en Tokio 2020, pero eso no impidió que abandonara el Centro Ariake con una enorme sonrisa.
Terminó cuarta en el salto de caballo, con 14.716 de calificación. Es el mejor puesto de una atleta nacional en esta disciplina, superó el séptimo de Denisse López, en el mismo aparato, durante Sidney 2000.
Detalles en su caída le impidieron tener una mejor posición o incluso aspirar a algún metal, porque se quedó a 17 centésimas del bronce, pero ella se fue satisfecha con lo realizado, porque le volvió a demostrar al mundo y -sobre todo, por increíble que parezca- a sus compatriotas que es una deportista de élite, de las mejores en el orbe.
Es por eso que disfrutó tanto la tarde. Como clasificó séptima, fue la segunda en entrar en acción. Hizo lo suyo y después se dedicó a pasarla bien. Sabía que estaba por escribir historia, más allá de si lograba una medalla o no.
Sexto cuarto lugar de la delegación mexicana en los XXXII Juegos Olímpicos, pero ninguno tan dulce como éste, porque Alexa derribó una barrera más en su vida.
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